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Ferrari F2001, chasis nº 211, con el que el piloto alemán
Michael Schumacher ganó el Campeonato del Mundo de 2001
El histórico bólido F2001 con que Michael Schumacher ganó su
segundo mundial de F1 con la "scuderia" sale a puja en la venta de
arte contemporáneo de Sotheby's Nueva York de noviembre. Es la primera vez que
un coche figura en un catálogo entre cuadros de Mark Rothko, Jean-Michel Basquiat
o Andy Warhol.
Si quiere ser el propietario de un monoplaza
histórico, tendrá la oportunidad de hacerse con uno mítico el próximo 16 de
noviembre. Ese día, en Nueva York , sale a subasta el Ferrari F2001, chasis nº
211, con el que el piloto alemán Michael Schumacher (Hürth-Hermülheim, 3 de
enero de 1969) se alzó con el primer Campeonato del Mundo de F1 del tercer
milenio el 19 de agosto de 2001 en el Gran Premio de Hungría, en el circuito de
Budapest. Lo hizo cuatro carreras antes del final de la temporada y fue el
cuarto mundial -el segundo con Ferrari- de los siete que consiguió en su
carrera deportiva. Para la scuderia italiana, la más antigua y de mayor
tradición en el circo de la F1, supuso el decimoprimer título en el Mundial de
Constructores, de los 16 que acumula hasta ahora
Se trata, por lo tanto, de un coche mítico. Una pieza
histórica y una joya de la tecnología que diseñaron dos de los más destacados
expertos de esta competición, el inglés Ross Brawn y el sudafricano Rory Byrne,
para una temporada en la que la Scuderia Ferrari estaba dirigida por el francés
Jean Todt, actual presidente de la Federación Internacional de Automovilismo
(FIA).
El monoplaza no pertenece a Ferrari desde hace años.
Actualmente es propiedad de un coleccionista privado y su precio podría superar
los cuatro millones de dólares (3,4 millones de euros al cambio actual). No ha
sido restaurado ni modificado. Tiene el mismo puesto de conducción, cinturón de
seguridad, volante y, por supuesto, motor, que utilizó Schumacher hace 16 años.
Arranca y funciona. Sin duda, un coche muy especial que requería un trato
igualmente especial por parte de RM Sotheby's, la empresa encargada de
adjudicarlo al mejor postor.
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El bólido no se ofrecerá entre otros Ferrari, Mercedes o
Jaguar en Monterrey, Montecarlo o París, en las citas que los coleccionistas de
coches clásicos tienen marcadas en sus agendas al hilo de encuentros como el
Concurso de Elegancia de Pebble Beach, el Gran Premio de Mónaco o el salón
Rétromobile, respectivamente, sino entre cuadros de Jean-Michel Basquiat,
Alberto Burri o Roy Lichtenstein. Será en la Contemporary Art Evening Auction
de Sotheby's, uno de los eventos más elitistas -y que más dinero mueve- de
Nueva York. Dos veces al año la casa inglesa y su rival, Christie's, sacan las
garras y sus mejores lotes en una lucha en la que los récords de cotización de
los artistas caen uno tras otro como fruta madura. Una es en primavera y la
otra es esta. Y se trata de la primera vez en la historia que un coche se cuela
en una subasta de arte.
El Ferrari F2001 tiene tal combinación de diseño, equilibrio
y tecnología artesanal que se considera un arte contemporáneo.
Los responsables de la venta lo ven plenamente justificado.
Desde que la empresa canadiense especializada en subasta de vehículos clásicos,
RM Auctions, fundada en 1991 en Ontario (Canadá), y la británica Sotheby's,
centrada fundamentalmente en obras de arte y objetos de coleccionistas con más
de 250 años de historia, se asociaron en febrero de 2015, nunca habían abordado
una iniciativa como esta. Pero a su juicio, el Ferrari F2001 es "la última
obra de arte creada con una finalidad práctica". Una suma de diseño,
equilibrio y tecnología artesanal que, como el arte contemporáneo, resulta de
una combinación dinámica de materiales, métodos, conceptos. Ambos, artistas y
scuderia, desafiaron en su momento las fronteras tradicionales.
Representación definitiva
Para Grégoire Billault, director de Arte Contemporáneo de
Sotheby's Nueva York, introducir el vehículo en una subasta con los artistas
plásticos más importantes del arte contemporáneo "es perfectamente
adecuado porque Ferrari y Schumacher son los nombres más grandes de la
competición del motor, con un lugar en el imaginario colectivo sinónimo de los
más altos logros en su campo". Ken Ahn, presidente de RM Sotheby's,
afirma, por su parte, que "el Ferrari F2001 es uno de los coches de
carreras más importantes y valiosos de la historia. La F1 es la cima del
automovilismo porque combina los coches más rápidos, más valiosos y
técnicamente más avanzados con los mejores pilotos de carreras, y frente al
público más numerosos en todo el mundo. Y el Ferrari F2001, chasis 211, es una
de las representaciones definitivas del deporte".
El bólido compartirá de esta forma catálogo, y escenario,
con importantes obras de arte procedente de colecciones privadas de todo el
mundo, de algunos de los más significativos movimientos de la segunda mitad del
siglo XX, de la abstracción al minimalismo, el pop art o el arte conceptual:
Jackson Pollock, Jasper Johns, Jean-Michel Basquiat, Mark Rothko, Roy
Lichtenstein, Alberto Burri, Andy Warhol...
Posiblemente las dos piezas que han despertado más
expectación en esta singular subasta son el Ferrari F2001 y Cabra de
Jean-Michel Basquiat, una obra de 60x60 en acrílico y oilstick (óleo en barra)
realizada entre 1981 y 1982, que ha pertenecido a la colección privada de Yoko
Ono durante los últimos 20 años y que podría alcanzar un precio de entre nueve
y 12 millones de dólares (entre 7,6 y 10,2 millones de euros). Números que
permiten augurar que ambas obras alcancen una cifra récord en sus respectivos
campos, en una venta que puede ser la más importante del año.
El presidente de RM Sotheby's destaca, además, que el coche
se pone a la venta "en el año en que se celebra el 70 aniversario de
Ferrari y en el que Ferrari ha vuelto a ganar el Gran Premio de Mónaco [lo hizo
Sebastian Vettel el pasado 28 de mayo] por primera vez desde que Schumacher
consiguió la última victoria para la marca del cavallino, en 2001, y justamente
con el chasis 211".
Aquel Campeonato de F1 de 2001 permanece en la memoria de
los fans de este deporte. En Maranello, sede central de Ferrari en Italia,
habían estado siete meses trabajando en el nuevo monoplaza, según explicó Rory
Byrne. Los cambios en la normativa para esa temporada exigieron incrementar las
dimensiones interiores del habitáculo para dar más espacio al piloto y permitir
una extracción más sencilla en caso de accidente, modificar la aerodinámica del
alerón delantero y trasero y la estructura del chasis de fibra de carbono para
mejorar la seguridad en caso de impacto. Además, Ferrari revisó la suspensión
delantera y trasera para mejorar el rendimiento de los neumáticos en carrera.
El F2001 contaba con un nuevo motor V10 de tres litros, con más de 800
caballos, cambio semiautomático. "Es el mejor Ferrari que hemos creado
nunca", aseguraba Ross Brawn. Los monoplazas de Ferrari arrancaban el
campeonato con el número 1 Michael Schumacher y el 2 su compañero de equipo, el
brasileño Rubens Barrichello.
Ficha técnica
Motor. Trasero V10 de 3.0 litros. Potencia. 800 CV a 18.500
rpm. Peso. 600 kg. Medidas. (largo/ancho/alto): 4.460/1.800/1.100 mm. Cambio.
Semiautomático y siete velocidades. Chasis. Fibra de carbono. Suspensión.
Independiente, activa. Neumáticos. Bridgestone.
Michael Schumacher, Schumi o el Káiser, (Hürth-Hermülheim,
Alemania, 3 de enero de 1969) había llegado a Ferrari en 1996 con dos
campeonatos del mundo en el bolsillo, pero tuvo que esperar hasta el 2000 para
ganar el primero con la escuadra italiana. En esos años trabajó intensamente
con el equipo, al que llegó a considerar como su familia. No era raro verlo en
Maranello y en la pista de Fiorano muchos días que no tenía entrenamiento. Como
vivía en Suiza no le resultaba difícil acercarse, conduciendo su propio coche,
hasta esa zona del norte de Italia. Asumió la antigua oficina de Enzo Ferrari,
una casita en el centro de la pista de Fiorano, como su base de trabajo. E
incluso montó un gimnasio en el piso superior, donde se hizo instalar una
máquina especial para fortalecer los músculos del cuello. En el vecino
restaurante Montana, a Rossella, la propietaria y cocinera, la consideraba como
su mamma y ella a él como su bambino. Podía llegar a cualquier hora que
Rossella le preparaba su pasta favorita y le ofrecía sus cariñosos mimos.
Schumacher se convirtió casi en un italiano de adopción.