Transfermarkt’, especializado en valores de futbolistas,
acreditó que Falcao se había convertido en el futbolista más devaluado del
planeta con un caída de casi un 60% en su valor
Despegó en River Plate, creció en Oporto, se perfeccionó en
el Atlético, se destruyó en Mónaco, lo remataron en el Manchester United y se
ha convertido en invisible en el Chelsea. Son parte de algunos comentarios en
las redes sociales que rodean la trayectoria de uno de los casos más
sorprendentes del fútbol contemporáneo. De deseado a olvidado, de idolatrado a
despreciado, de héroe a villano. En dos años de calvario o de cautiverio
propio, hoy nadie apuesta por la redención de Radamel Falcao. Lo tenía todo
para alcanzar el Olimpo de los más grandes, pero la decisión financiera ahogó a
la deportiva, unido a la grave lesión de rodilla y a las repetidas
consideraciones de conectarle con un club potente. Un fondo de inversión y un
mal asesoramiento han podido acabar con el rugido del Tigre de Santa Marta. El
goleador colombiano deambula en la Premier preparando las maletas para regresar
a Mónaco, o al destino que le tengan preparado, probablemente una competición
de menor exigencia para no exponer más su debilitado estado físico.
El sitio web germano ‘Transfermarkt’, especializado en
valores de futbolistas -estimaciones que han sido consideradas como cuidadosas
y acertadas por el londinense ‘Centre for Economic Performance’-, acreditó
recientemente que Falcao se había convertido en el futbolista más devaluado del
planeta con un caída de casi un sesenta por ciento en su valor de mercado. A
sus 30 años, y tras tres desgraciadas temporadas, la exposición internacional
del ariete también ha sufrido un retroceso por su escasa presencia con la
selección de Colombia: la lesión que le impidió jugar el Mundial de Brasil, más
el pobre rendimiento exhibido en la última Copa América disputada en Chile. En
esta lista de jugadores depreciados le acompañan Ribéry, Van Persie,
Schweinsteiger y Thiago Silva, en las cinco primeras posiciones. Todos con una
devaluación de mercado superior al cincuenta por ciento.
Radamel ha sido un ejemplo de superación, sacrificio,
esfuerzo y voluntad para el trabajo. Dos graves lesiones lo han marcado en su carrera
deportiva: rotura del ligamento cruzado de la rodilla derecha en 2006, siendo
jugador de River Plate, e idéntica lesión, pero en la articulación izquierda en
2014, como futbolista del Mónaco. En Buenos Aires, esa obsesión por buscar la
perfección, valor que le ha acompañado durante toda su carrera, lo lanzó a
Europa abriendo el candado de uno de los dos poderosos de Portugal. Es aquí
donde se cruzan en su camino deportivo los llamados fondos de inversión, tan
alabados por unos y despreciados por otros entre las mismas organizaciones
futbolísticas. Sin embargo, en Sudamérica es frecuente que grupos inversores
busquen rédito en lo que llaman propiedades de terceros. Y Falcao pasó a ser
desde 2009 un futbolista cuyos derechos federativos pertenecían a las entidades
que servía portando sus camisetas, pero cuya propiedad y posible venta se
manejaba con escrupulosos miramientos financieros. Sus goles empresariales
provocaban los títulos en el Oporto y en el Atleti, al tiempo que aumentaba el
valor de mercado del jugador. Esta acción permitía frotarse las manos a quienes
habían ‘arriesgado’ con la inversión de un desconocido colombiano.
En el transcurso de estas cuatro temporadas, los
propietarios del fondo no pararon de buscar a un mirlo blanco. Aquel todopoderoso
millonario que desembolsara la cantidad adecuada para satisfacer la inversión.
De los destinos futuribles para el delantero, Inglaterra no era opción por la
prohibición de la Federación a las propiedades de terceros. Por tanto, el
círculo se cerraba ya que el Paris Saint Germain, otro de los potentados, había
elegido a Cavani, y el Bayern tenía apalabrado a Lewandowski para el año
siguiente. Además, el Atleti boicotearía el trasvase del chico hacia el
Bernabéu, tal y como hizo con Agüero. Por tanto, las opciones se reducían al
Principado de Mónaco, un equipo que, cuando se rubricó el acuerdo, disputaba la
Segunda división francesa sin ninguna opción de poder jugar competición europea
al año siguiente. El mirlo blanco apareció en la figura de Dmitri Rybolovlev,
un empresario ruso dueño del club monegasco y asesorado deportivamente por la
misma persona que protege los intereses de Falcao. Este portentoso filántropo
adquirió al goleador sudamericano por 60 millones de euros, además de
comprometerse a pagarle
50 millones de euros libres de impuestos durante las
próximas cinco temporadas, hasta junio de 2018. El fondo de inversión daba
carpetazo al asunto, rellenaba las arcas y el destino deportivo de Falcao era
lo de menos, también para quien debía buscar el mejor acomodo futbolístico para
el entonces mejor delantero centro del mundo.
La caída de Falcao asusta a los buenos aficionados al
fútbol. Cómo un delantero así se ha podido apagar tan rápido. Las
circunstancias físicas tienen algo que decir. Tras la grave lesión de rodilla
de enero de 2014, el colombiano arrancó una carrera de velocidad para tratar de
llegar al Mundial de Brasil. Ese escaparate lo tuvo que desechar porque la
ciencia no transitaba tan rápido. Y esa aceleración puede haberle perjudicado.
Después de aquella experiencia desoladora, los destinos seleccionados tampoco
han sido los mejores. ¿Por qué la Premier? Porque los clubes en Inglaterra
cuentan con el suficiente poder adquisitivo como para poder pagar 140.000
libras a la semana. El dinero volvía a prevalecer sobre la mejor elección
deportiva porque no se buscaba una entidad dónde Radamel recuperara
sensaciones, sólo había que salvar las finanzas. Rybolovlev, a quien ya no le
hacía gracia el juguete futbolístico, no quiso perder más dinero y envió el
último día de mercado al jugador a Old Trafford. La cesión al Manchester United
se encontró con Van Gaal, quien llegó a forzar al colombiano a jugar en el
conjunto reserva -equipo filial sub’21- para provocarle una reacción en el
orgullo. La segunda solución, ya de emergencia, fue para Mourinho, un hombre de
la casa del asesor deportivo de Falcao. Sin embargo, no resultó el mejor año ni
para el luso ni para el colombiano.
En este punto, la inversión sigue sin ser lo de menos.
Falcao se ha convertido en el cuarto delantero del Chelsea -Costa, Remy y Pato
juegan antes que él- tras pasarse más de cinco meses lesionado. El pasado
sábado regresó a los terrenos de juego para disputar el último cuarto de hora
del encuentro tras medio curso en el dique seco, además de haberlo borrado
antes de la lista para poder disputar la Liga de Campeones. Como pasó en
Manchester, la dirigencia ‘blue’ tampoco ejecutará la opción de compra que
expira el próximo 29 de abril: debería pagar al Mónaco 50 millones de euros. En
las próximas semanas conoceremos el destino definitivo. Todo apunta a que será
acogido en la poderosa Liga de China. De este modo, se preservará su goloso
contrato y el magnate ruso podrá recuperar algo de lo invertido. No quedan más
vías abiertas para sus goles.
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